martes, 15 de mayo de 2018

Elena Soriano: conclusión


Gracias a este proyecto he podido conocer a Elena Soriano, una autora de la que no tenía noticia, puesto que no la había visto mencionada en ningún manual de autores de literatura del siglo XX.
Asimismo, me ha resultado complicado encontrar libros que hablasen sobre su vida y obra, ya que los testimonios son muy escasos y, por consiguiente, solo había unos pocos ejemplares a modo simbólico en grandes bibliotecas.

He podido observar que, efectivamente, en lo que a la novela se refiere, la autora no pudo tener éxito en su época, puesto que todos los datos que he recopilado sobre ella los he obtenido a través de artículos más bien actuales o libros que ponen de manifiesto la importancia de su obra a posteriori.
Es abrumador el poder que puede tener la censura, hasta el punto de anular a una persona y sepultar su carrera, de forma que ni siquiera aparezca su nombre en las antologías, a pesar de haber llegado a dirigir una revista.

El único sentido que se puede encontrar a que la censura no la callase para siempre es el hecho de que Elena era una persona que amaba la escritura y lo demuestra ya desde su infancia, cuando empieza a escribir con diez años. En mi opinión, el amor de la autora por la escritura radica en que encontraba en ella un modo de poder expresar y dejar fluir sus opiniones en una sociedad que tenía sus reglas firmemente marcadas. 
Escribir era su manera de quejarse y denunciar la posición que dejaba para las mujeres esta sociedad y los dictados a los que las sometía. Estos dictados a veces eran casi imperceptibles, estaban tan integrados en el modo de vida de las mujeres que a veces podían incluso confundirlos con sus propios deseos, como a ella misma le sucedió con el caso de la maternidad.

Su propia vida es una evidencia de la denostada figura de la intelectual femenina y desde el momento en que siente que la maternidad le corta las alas, impidiéndole realizarse como escritora, porque, al contrario de lo que le dictaba la sociedad, ella era mucho más que una madre, quería compaginar ser madre e intelectual, lo cual no se contemplaba en su época.
Esta realidad se ve también plasmada en su obra, encontrando un claro ejemplo en La playa de los locos cuando la protagonista, una mujer con estudios universitarios, finge ante su amado que no posee tantos conocimientos, pues no estaba bien visto que ella fuera más inteligente que él y tenía miedo a ser rechazada.

Considero que es una labor muy importante mostrar estas evidencias sociales de la posición desfavorable de la mujer y que exista literatura que las denuncie y que haga reflexionar tanto a las lectoras como a los lectores sobre ello, para así comenzar a cambiar estas situaciones.

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