martes, 15 de mayo de 2018

Mercé Rodoreda: Conclusión


Tal y como hemos podido observar en entradas anteriores, podríamos considerar a Mercé Rodoreda como la mejor escritora catalana y como una de las autoras que quiso proyectar con sus obras el dolor y el silencio de la mujer del siglo XX. Forma parte de los literatos exiliados que se quedaron en el olvido de la España de posguerra, pues reflejó desde el destierro la miseria de un país que estaba limitado por la censura y por las convenciones sociales conservadoras de la época, procedentes del régimen franquista. 

Redactó toda su obra en catalán, hecho que en parte limitó o dificultó su difusión. Era una gran lectora de obras clásicas nacionales e internacionales, de forma que se instruye a si misma – y por iniciativa de su abuelo materno –, compensando la escasa educación que recibió en su niñez. Las flores, elemento fundamental en su vida y que incluye constantemente en sus obras, buscan representar la mujer de su época, es decir, la fémina que presenta múltiples formas, colores, olores y evoluciones. Influenciada por la obra de la feminista internacional Virginia Wolf, presenta la literatura desde una mirada femenina con la que expresar ideas que en otros momentos de su vida no pudo. 

Fue una mujer que tuvo que vivir periodos históricos convulsos y dañinos, pues es víctima de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial. El horror, que ve al huir por estar de acuerdo con los valores de la República, origina en ella una crisis existencial, que la empuja a plantearse la condición humana que tanto trata en sus obras y que es reflejo de una incertidumbre, que con los años y con la madurez, va aminorando para dejar paso a la paz interior. 

Se adentró en la poesía, en el teatro y en la narrativa, hecho que la ayudó a conformar su propio lenguaje. De este modo, condensa en él el simbolismo, el lirismo, la precisión descriptiva y la dramatización, factores con los que construyó obras narrativas tan aclamadas por lectores y por la crítica como fueron La Plaça del Diamant (1962), El carrer de les Camèlies (1966), La meva Cristina i altres contes (1967), Aloma (1969), Mirall trencat (1974) o Quanta, quanta querra… (1980). 

Por último, creo acertado manifestar que la realización de este trabajo me ha resultado enriquecedor, pues me ha dado la oportunidad de conocer el mundo literario femenino y la visión que nos muestra Rodoreda de su realidad. Desde una mirada humilde y desgarradora, es una autora que escribe sobre el exilio y sobre la condición humana y social de la mujer, temas que me parecen de gran interés, puesto que invitan a la reflexión y a comprender la sociedad moderna y el periodo histórico en el que vivimos.

Bibliografía consultada


-     MCNERNEY, K., Mercѐ Rodoreda: una bibliografia crítica (2002-2011), Barcelona, Fundació Mercѐ Rodoreda: Institut d´estudis Catalans, 2017.
 


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