jueves, 10 de mayo de 2018

María Lejárraga: activista socialista y feminista



María de la O Lejárraga no solo fue cuentista y dramaturga, como veremos más adelante, sino que también fue una activista feminista que escribió numerosos ensayos teóricos y artículos en periódicos dedicados a la mejora social y a la igualdad de género.

Para 1905, María Lejárraga ya sabía cuáles eran los principios que iban a regir su vida: la educación, la literatura, el periodismo, el feminismo y el socialismo.

No es de extrañar que María Martínez Sierra (el pseudónimo con el que escribió los dos últimos libros) se convirtiera en una activista política y social ya que, al estudiar en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, se impregnó de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza. Como maestra intentó que las mujeres adquirieran conciencia feminista y social y que no se dedicaran solamente a la maternidad y a las labores domésticas.

Antes de la Guerra Civil, Lejárraga compaginaba su militancia feminista y socialista con la escritura y con los negocios teatrales de la compañía de teatro que tenía con su marido Gregorio.


La mayoría de los ensayos feministas de María Lejárraga, firmados por su marido, están recogidos en cinco volúmenes: Cartas a las mujeres de España (1916), Feminismo, feminidad, españolismo (1917), La mujer moderna (1920), Nuevas cartas a las mujeres de España (1932), Cartas a las mujeres de América (1941). Resulta anecdótico el hecho de que estos artículos feministas estuvieran firmados por un hombre, lo que hacía sospechar a los intelectuales de la época que estos ensayos y, por extensión, las obras teatrales que firmaba Gregorio, fueron escritos, en efecto, por María.





En sus artículos reitera la importancia de la educación de las mujeres:  "¿Cómo hemos de realizar obra alguna, si se nos cierran sistemáticamente las puertas del conocimiento? Abridnos las escuelas, abridnos las Universidades, y veremos quién aprende más pronto y, sobre todo, no nos neguéis el derecho a ejercer las profesiones que hayamos aprendido, y veremos quién aplica mejor la práctica del conocimiento” (Martínez, 1916, citado en Rodrigo, 2005: 125).

En La mujer moderna, publicado en 1920, María Lejárraga mostraba una encuesta que había hecho a intelectuales españolas sobre temas feministas. Entre las encuestas se encuentra Emilia Pardo Bazán, quien contribuyó también a difundir y aclarar el movimiento feminista en España. Pardo Bazán defendía la misma idea que Lejárraga en cuanto a la educación de la mujer y luchaba contra los que les cerraban las puertas por ser mujeres. En la misma línea responde María de Maeztu al decir que la mujer tiene que tener las puertas abiertas ante la cultura y que la sociedad debe otorgarle el trabajo cultural.
En general, las respuestas conseguidas eran optimistas hacia la evolución del feminismo español. Sin embargo, en la práctica la realidad era diferente.


En 1931 María Lejárraga escribió La mujer española ante la República
y en 1933 salió elegida diputada por Granada al Congreso de la II República, las primeras elecciones que contaron con la participación de mujeres. En la II República participó activamente junto a Clara Campoamor y otras mujeres para conseguir el sufragio femenino de la mujer y la igualdad entre los sexos.

María Lejárraga participó activamente en diferentes asociaciones femeninas, como Unión de Mujeres de España (UME), El Lyceum Club o la Asociación Femenina de Educación Cívica (AFEC), donde colaboraron mujeres como Clara Campoamor, Victoria Kent, María de Maeztu, entre otras. Tras la guerra civil, la mayoría de estas asociaciones desaparecieron a raíz del retroceso político, económico y social en el que se vio inmerso España por la dictadura franquista.





En 1939, María Lejárraga se exilia primero en Suiza y después en Niza. En esta época, María Lejárraga había dejado de escribir por las circunstancias nefastas en las que se encontraba (asedio de los nazis, operaciones de cataratas, …) y retomó su labor creativa en 1948. A partir de esta fecha, sus obras estuvieron marcadas por dos pérdidas: la derrota de la España republicana y la muerte de Gregorio. Entre 1948 y 1952 María Lejárraga se refugió en la escritura y el resultado fueron dos libros de memorias: Una mujer por caminos de España y Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración. Igual que les sucedió a otros autores republicanos exiliados, la escritura se convirtió en su salvación, en la única forma de poder reconstruir, a través del lenguaje, el hogar perdido tras la derrota de la República. Tal y como dice Francisco Caudet (1939, citado en Blanco, 2002: 177), para el exilio republicano de 1939 "la literatura, convertida en expresión de la traumática experiencia de haber perdido las raíces, se sirvió, en efecto, profusamente de la memoria".


En 1952, María Lejárraga publica en Buenos Aires Una mujer por caminos de España, un año antes de publicar Gregorio y yo. Publica estas obras con su pseudónimo María Martínez Sierra, por lo que ya no utiliza el nombre de Gregorio. Según la experta en esta autora, Alda Blanco (2002: 174) estos dos libros "comparten una serie de rasgos: una estrategia narrativa basada en la fragmentación, una emoción apenas contenida, la dolorosa huella de la pérdida, y lo que podríamos llamar la melancolía del exilio".


Una mujer por caminos de España es una obra auto-biográfica (tal y como lo escribía Lejárraga) donde encontramos episodios de su vida y nos muestra su actividad como propagandista socialista y feminista. Identifica su "yo" con España, a la que considera su "hogar".



María no consideraba autobiográfica su obra, a pesar de que el primer capítulo se titule "De una infancia feliz y llena de curiosidad". En este libro, Lejárraga hace reflexiones a través del dolor que le causó tomar conciencia de la situación del pueblo español. Reflexiona, por ejemplo, sobre cómo la pobreza que veía en sus aulas le acercó al socialismo y cómo la situación de las mujeres le hicieron convertirse en una activista feminista.
En la obra enlaza "discursos tan diversos como el analítico, el histórico, el emocional, el feminista, el socialista […]" (Blanco, 2002: 188).


Como conclusión, podemos decir que María de la O Lejárraga fue una activista feminista y socialista que luchaba a diario por los derechos de las mujeres y por la igualdad de género. Nunca dejó de escribir ensayos y artículos feministas porque quería que las mujeres pasasen a la acción y se interesaran por la cultura.



BIBLIOGRAFÍA



Blanco, A. (2002). Una mujer por caminos de España: María Martínez Sierra y la política. In María Martínez Sierra y la República: Ilusión y compromiso: II Jornadas sobre María Lejarraga, Logorño 23-25 de octubre y 6-8 de diciembre 2001(pp. 173-188). Instituto de Estudios Riojanos

Plataforma Nosotras. (20 de 4 de 2018). María de la O Lejárraga. Obtenido de Huellas de Mujeres Geniales: http://www.huellasdemujeresgeniales.com/maria-de-la-o-lejarraga/

Quiza, M. J. M. (2002). María Lejárraga y el asociacionismo femenino. 1900-1936. In María Martínez Sierra y la República: Ilusión y compromiso: II Jornadas sobre María Lejarraga, Logorño 23-25 de octubre y 6-8 de diciembre 2001 (pp. 83-101). Instituto de Estudios Riojanos.

Rodrigo, A. (2005). María Lejárraga: una mujer en la sombra. Barcelona: Algaba.

Sastre, J. A. (2004). María Martínez Sierra: Artículos feministas a las mujeres republicanas. Berceo, (147), 7-40.

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