lunes, 14 de mayo de 2018

"Creció espesa la yerba...", de Carmen Conde


Dentro del género narrativo, una de las novelas más interesantes para su estudio es Creció espesa la yerba, que Carmen Conde terminó de escribir en la Ribera de San Javier, Mar Menor (Murcia), en el año 1974. Sin embargo, la editorial Planeta no lo publicó hasta 1979. 

Portada
Fuente: ciervoblanco.club

Creció espesa la yerba cuenta la historia de un triángulo amoroso formado por dos hermanas, Isabel y María, y Santiago, el marido de Isabel. Los tres viven juntos y parecen llevarse bien, hasta que María, que lleva enamorada de Santiago desde que lo conoció, se entrega a su cuñado una noche. Tras ese suceso decide irse de casa hacia cualquier parte. La novela comienza precisamente en ese momento, mientras María está en la carretera haciendo autostop, con la esperanza de que alguien la recoja y la lleve lejos de ahí. La encuentra una mujer, Laura, que la invita a subir al coche. Después de unos kilómetros recorridos sin intercambiar una sola palabra, Laura le pregunta a su nueva compañera de viaje a dónde se dirige, a lo que María le responde que no va a ningún sitio, que solo quiere escapar. 





En el primer diálogo de la novela ya aparece el mar, temática muy típica en los textos de Carmen Conde (recordemos los poemas incluidos en Canciones de nana y desvelo, sin ir más lejos). En este caso, Conde decide que sus personajes se dirijan a su amado Mar Menor, en Murcia, al que le dedicó su obra poética Los poemas de Mar Menor, publicados en 1962.

Exactamente, cambiando las ropas, es como ella fue; una muchachita de unos dieciocho o veinte años, rubianca, de estatura mediana, delgaducha, pero con cierta gracia. […] Está a un lado de la carretera y no hace señas a ningún coche. Espera sencillamente. […]
-¿Quieres subir? -dice.
[…]
-Sí.
Reanuda la marcha. No hablan. Cuando avanzan un par de kilómetros, le pregunta sin mirarla:
-¿Adónde vas?
[…]
-A cualquier sitio.
Sonríe divertida:
-La cuestión es irse, ¿no?
-Sí.
[…]
-Yo voy hacia el mar... -dice.
-Iré con usted -contesta; y como se produce un silencio, añade-: si es que quiere llevarme.

Aunque le cuesta, al final Laura consigue que María le cuente la historia de su angustiosa vida compartida con su hermana y su marido, del que siempre ha estado enamorada. Después de saber la razón de su huida, Laura intenta entenderla y ayudarla a decidir qué hacer con su vida después de haber engañado a su hermana. 

Cuando llegan a su destino, Laura describe su paisaje como si fuese la propia Carmen Conde hablando de su lugar preferido: 

Delante de sus ojos tiene ya, por fin, la mar; una pequeña mar separada del extenso mar mediterráneo, cuya gracia íntima no la fatigó nunca. Se asoma a la terracita y se siente vaharada por un aliento blando y oloroso. […] Laura constataba que su alimento mejor y tonificante era el olor de la mar.
Se sienta frente a ella y se deja relajar siquiera brevemente. […] Paz. Sosiego. Un hacer gustoso y un entregado soñar...

A Laura le cuesta entender la pasión irrefrenable que siente María por su cuñado, pues hace años se prometió a sí misma no querer a nadie más. No quiere amar a nadie más, le basta con entregarse a la mar, en la que se siente más segura que con otra persona, ya que metiéndose en el mar solo corre un único riesgo, la muerte, que, en este caso, es rápida. 

Mientras María nos muestra toda su rabia hacia su hermana, a la que dice que quiere matar para conseguir separarla de su marido, también se imagina cómo está la situación en su casa. Los pasajes en los que aparecen María y Laura están narrados en presente, mientras que aquellos que cuentan cómo actúa Isabel ante la desaparición de su hermana están en futuro. Esto, añadido al hecho de que están intercalados, hace que la lectura tenga que hacerse despacio y de forma delicada, porque se puede perder el hilo de la historia fácilmente. 

Isabel, movida por los celos tras descubrir que su marido la engaña en su propia casa con su hermana, no quiere denunciar su desaparición. Al final cede, al pensar que su hermana es menor y que solo la tiene a ella. Los dos acuden a la policía a informarles de lo sucedido. Más tarde, publican su foto en el periódico y Laura decide llamar para comunicarles que está con ella, alojada en un hotel cerca de la playa. 

María se escapa, viaja de nuevo a su casa para reencontrarse con su amante y despedirse de su hermana para siempre. Antes de marcharse, le deja a Santiago un papel en el que escribe el teléfono de Laura y la dirección de su morada en Madrid, que es hacia donde se dirige. 

Santiago, después de pensar qué sería lo mejor para todos, decide ir tras ella y perseguir un futuro juntos en el extranjero. Sin embargo, cuando llega, María lo rechaza, diciendo que ve en él a su propia hermana y que se siente culpable. Afirma que prefiere morir a dejar a su hermana sin su marido. En este punto de la novela, que coincide con el final, se nos está describiendo el comportamiento de una niña caprichosa que solo quiere lo que tiene su hermana por el mero hecho de que lo tiene, pero cuando ya no lo tiene su hermana, a ella no le interesa. La propia Isabel recuerda cómo, cuando eran niñas, lo compartían todo:

«Isabel, dame la muñeca; Isabel, quiero un cuento; Isabel, tengo sueño; Isabel...».
Fue un poco su hijita cuando se quedaron huérfanas. Se lo había dado todo, amor y entrega constante; y aquello duró hasta que vino un día de la calle acompañada por un muchacho bastante mayor que ella. «Es mi amigo, se llama Santiago. ¿Te gusta que sea amigo de las dos?». Ya lo recordará con una punzada de dolor, dijo «nuestro», «de las dos». ¿Presintiendo que él procuraría pertenecerle a ambas? No. Fue casualidad que, en verdad, resultaría realidad. Santiago de las dos. 

Sabemos que Santiago vuelve a casa con su mujer, que consiguen olvidar todo lo sucedido y que su vida transcurre igual que antes, pero ¿qué pasa con Laura y con María? 

Es en el epílogo donde descubrimos que las dos mujeres son, en realidad, la misma persona, pero en diferentes momentos de la vida. Laura es un desdoblamiento de María, que recuerda toda su vida mientras está en su casa (donde vivía con Isabel y Santiago, que ya han fallecido), repleta de memorias de una vida marcada por un amor prohibido y una adolescencia desesperante. 

El título de la novela se corresponde con una cita del libro Archipiélago Gulag, de Alexandr Solzhenitsyn, «Creció espesa la hierba sobre la tumba de mi juventud», que hace referencia a ese desdoblamiento de personajes, entendiendo que ha pasado mucho tiempo desde la juventud (María) hasta la madurez y la vejez (Laura). Además de citar a este autor, Carmen Conde cita también a sus queridos amigos Gabriel Miró y Juan Ramón Jiménez, entre otros. 

En este libro de estructura compleja donde se muestra que el deseo domina la vida, la autora mezcla presente, pasado y futuro, creando dos personajes aparentemente opuestos que resultan ser la misma persona. No divide el texto en capítulos, para que nuestra mente haga el esfuerzo de ordenar todos los pasajes que ella escribe en futuro, pero que ocurren en un pasado bastante lejano (se entiende al final). La obra está llena de saltos temporales que despistan al lector, pero al mismo tiempo le invitan a seguir leyendo para llegar al desenlace y poder entenderlo todo. 

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Bibliografía:

  • Conde, Carmen, Creció espesa la yerba… Novela. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes; Cartagena Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver, 2007. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc2v2x6 Fecha de consulta: 13/05/2018
  • Conde, Carmen, Los poemas de Mar Menor. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes; Cartagena Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver, 2007. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmczk5t6 Fecha de consulta: 13/05/2018
  • Solzhenitsyn, Aleksandr Isaevich, Archipiélago Gulag: ensayo de investigación literaria (1918-1956). Barcelona: Tusquets, 2005-2007.




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