domingo, 13 de mayo de 2018

MARÍA TERESA LEÓN: LAS HISTORIAS NO CONTADAS

El interés de María Teresa León por la literatura le llevó a la lectura de toda clase de obras. Ella tenía especial preferencia por lecturas que, según la ideología de carácter tradicionalista que imperaba en su escuela, eran poco adecuadas para las jóvenes de su época.

A partir de 1941 comenzó a desarrollar el género novelístico. En ese mismo año, publicó su primera novela Contra viento y marea, la cual está dividida en dos partes. En la primera de ellas, la autora nos presenta la lucha revolucionaria que se dio en Cuba. A través de este hecho histórico, María Teresa plasma sus experiencias del año 1935, cuando estuvo en La Habana. Por otro lado, la segunda parte de la obra se centra en la Guerra Civil española, de la que transmitirá su propia visión. Nos encontramos ante una novela de fusión donde se combinan dos relatos desarrollados en diferentes lugares y épocas. A pesar de que ella quería publicar esta obra en 1939, para poder superar la situación de necesidad en la que se encontraba su familia, le fue imposible a causa de que consideraban, en la editorial, que las historias dramáticas no tenían interés. En 1944 publicó La historia tiene la palabra, escrita en el exilio, con la que transmitirá su testimonio de la República y de la defensa del arte.

Entre sus novelas, María Teresa destacó por escribir biografías. En conjunto compuso cuatro biografías: El gran amor de Gustavo Adolfo Bécquer (1946), Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid campeador (1954); Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes (1960) y Cervantes. El soldado que nos enseñó a hablar (1978). También redactó su autobiografía Memoria de la melancolía en 1970.

El gran amor de Gustavo Adolfo Bécquer (una vida pobre y apasionada) es la cuarta obra que escribió en el exilio. Este libro fue el primero de sus cuatro biografías noveladas. Para la creación de esta novela, recopiló varios datos fieles a la biografía de Adolfo Bécquer. Cada uno de los capítulos se equipara a cinco etapas distintas de la vida del poeta. La parte central es la más interesante porque es la más fantástica y novelada, a causa de que no existen datos históricos sobre la relación amorosa con Julia. María Teresa se basó en las Rimas y en La fe salva de Adolfo Bécquer para crear esta biografía. Tuvo tanta trascendencia que apareció al frente de una edición de las Rimas de Bécquer, elegidas por Alberti. La segunda edición de la obra, de 1951, contiene, además de las rimas, un poema y un epílogo de Alberti.

La siguiente novela, que pertenece a las cuatro biografías, es Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid campeador, escrita en 1954. Se estructura en tres partes, con siete capítulos cada una. Para la autora, esta novela tiene especial importancia porque ella rememoraba continuamente la leyenda del Cid en su infancia. En ella es donde había conocido grandes textos, de entre los cuales la historia del Cid fue la que más le impactó. En la casa de sus tíos, además, encontró muchos escritos, como La España del Cid de Ramón Menéndez Pidal, Las mocedades del Cid de Guillén de Castro, entre otros, que le sirvieron de fuentes de inspiración. La historia, además, se ajusta a los datos históricos y literarios que conservamos del héroe. Dedicó la obra a su hija Aitana por pertenecer a la casta de los burgaleses.

Desde 1947, comenzó a redactar el relato biográfico Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes, pero hasta 1960 no lo publicó. Allí, en el exilio, en Argentina, María Teresa recordó las historias que leía de pequeña y, de nuevo, la historia de Rodrigo Díaz de Vivar volvió a su memoria. A pesar de los años que las separan, esta obra se puede considerar la continuación de la biografía sobre el Cid. Al igual que en sus cuentos, ella decide rescatar la figura femenina para exponer su perspectiva de los hechos. El afán por reivindicar a la mujer se debe, en gran medida, a que ella se sintió identificada con todas aquellas mujeres que vivían apartadas. Sobre todo, se centró en reivindicar, a través de la figura de Doña Jimena Díaz de Vivar, a las mujeres que habían estado durante muchos años a la sombra de sus esposos. En cierta forma, ella se identificó con este personaje. A través de una redacción trabajada y decorada, que se alejaba del estilo preciso de Don Rodrigo Días de Vivar, el Cid campeador, se transmite el retrato de esta mujer que era, para María Teresa, el arquetipo de esposa, madre y, sobre todo, de mujer desde pequeña. La finalidad de la obra consiste en rendir homenaje a esta gran mujer y presentar su vida como un modelo a seguir. 

La última novela que publicó María Teresa, y la última de las cuatro biografías, fue Cervantes. El soldado que nos enseñó a hablar. Esta no es la primera vez que habla de Cervantes, ya que, anteriormente, había escrito una biografía pequeña de él en la colección Los hombres de la historia, en la que también expuso sus reflexiones personales. Aquí nos encontramos con la expresión de la sensibilidad de Cervantes, que traspasó a sus obras. Para María Teresa, Cervantes era uno de sus escritores favoritos, del cual quiso crear una obra que pusiera de relieve la historia no contada de Miguel de Cervantes. Cervantes. El soldado que nos enseñó a hablar fue el último homenaje que hizo María Teresa a este escritor, antes de perder la memoria. 


Además de este grupo de novelas, también escribió su propia biografía titulada Memoria de la melancolía. Publicada en 1970, en Italia, es el libro donde mejor expresa todas las sensaciones y experiencias de su vida. A pesar de que en aquella época tenía una cierta estabilidad familiar, en su obra se observa muchos momentos de melancolía y sufrimiento. Es, por tanto, una obra del recuerdo. Se puede observar cómo describe los acontecimientos con una gran fuerza evocadora a través de la que transmite el impacto que causaron ciertos sucesos en su vida, como la muerte de sus amigos. Para lograr esta magnífica obra se basó en sus recuerdos y emociones que plasmó en el papel a través de un lenguaje que rozaba el lirismo. No solamente se centró en expresar sus vivencias, sino que representó también a la generación luchadora. Agrupa, por tanto, en una sola voz a todo el colectivo que peleó tantos años por la libertad. En otoño de 1968 fue cuando dio por terminada la obra, antes de que muriera su tío Menéndez Pidal, al que se refiere en ella.

Por último, nos encontramos con dos novelas que no tuvieron tanta repercusión. En Juego limpio de 1959, María Teresa pretendía rendir homenaje a sus compañeros de las Guerrillas del Teatro. Entre ellos se encontraba Juana Cáceres, a quien le debe la escritura de esta obra, por recordarle aquellas vivencias. Estuvo redactando el texto durante veinte años. Tras ese tiempo, logró crear una obra que transmitía esa sensación de fatalidad que ella misma sentía. El protagonista destaca por no ser ficticio, ya que se cree que está basado en un monje real llamado Camilo. A través de este personaje, María Teresa quería expresar el sentimiento de derrota y fracaso de la justicia y del progreso. De nuevo, el recuerdo y la nostalgia son dos ejes fundamentales en la historia.

La segunda obra es Menesteos, marinero de abril que apareció en México en 1965, pero que hasta 1972 no se publicó en España. Su talento para crear imágenes con gran belleza se plasma en este relato donde habla de Menesteos, el rey de Atenas. María Teresa se basó en la historia clásica para inventarse su propia versión sobre este personaje, gracias a su gran cultura. De nuevo, a través del mundo griego, expresa el sentimiento de angustia ante el exilio y el deseo de regresar a la patria.

Por consiguiente, se puede observar cómo el subgénero narrativo que más desarrolla es el biográfico. La autora presenta las vidas de estos personajes de una manera muy especial al centrarse en sus emociones y perspectivas personales. Por tanto, estamos ante biografías muy novedosas donde prima la expresión de sensaciones que de hechos vividos. Además, María Teresa elige a estos personajes especialmente porque considera que son modelos de lucha, como Doña Jimena Díaz de Vivar, o maestros en el arte de la vida a través de sus textos, como Miguel de Cervantes.

Bibliografía y webgrafía

·     Castillo Robles, María José (2013), María Teresa León y Doña Jimena, mujeres de España, Almería: en la revista Philologica Urcitana (Vol. 9). Enlace del artículo: https://w3.ual.es/revistas/PhilUr/pdf/PhilUr09.2.CastilloRobles.pdf (Última consulta: 13/05/18)

·    Ferris, José Luis (2017), Palabras contra el olvido, vida y obra de María Teresa León (1903-1988), Sevilla: Fundación José Manuel Lara.

·  Grandes, Almudena (2005), María Teresa León: memoria de la hermosura, Madrid: Fundación Autor, Iberautor Promociones Culturales.

·     León, María Teresa (1999), Memoria de la melancolía, Barcelona: Galaxia Gutenberg.

·     León, María Teresa (2004), Doña Jimena Díaz de Vivar, Gran Señora de todos los deberes, Madrid: Editorial Castalia.

·    Perugini, Carla (2013), Una biografía novelada de María Teresa León: Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, Italia: HIPOGRIFO. Enlace del artículo: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4901109.pdf (Última consulta: 13/05/18)

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