lunes, 7 de mayo de 2018

María Lejárraga: pedagogía y comentario de 'Cuentos breves'


María de la O Lejárraga, desde muy pequeña, mostraba una gran inteligencia y una infinita curiosidad que, debido a la situación de la mujer en aquella época, iba a tener pocas posibilidades para cultivar. En aquellos años, la tasa de actividad femenina no superaba el 17% y casi todos los trabajos se centraban en la industria textil, servicio doméstico y trabajos agrícolas. A partir de 1900, las mujeres comenzaron a entrar en Escuelas Superiores, como le sucedió a María Lejárraga, pero seguía siendo algo poco común.

Ya en Madrid, Lejárraga pudo asistir a la Escuela de Magisterio, su gran vocación, como escribe en Una mujer por caminos de España: "…quiero decir que me gusta apasionadamente aprender y que en cuanto he logrado saber algo, no me deja vivir tranquila mi deseo de comunicar lo que sé a los que ignoran" (Vizcarra, 2004: 28). Escribió diferentes artículos y ensayos defendiendo la educación de la mujer y el derecho al trabajo de las mujeres para poder ser seres autónomos, como veremos en la siguiente entrada.

Además, tras ver la nefasta situación en la que se encontraba la enseñanza infantil en aquella época, María decidió hacer algo al respecto y, tras fracasar en su proyecto de una Biblioteca Educativa, publica el libro Cuentos breves en 1899. Tal y como dice en su prólogo, pretende "marcar un nuevo rumbo a muchos" e "iniciar una serie de obras de la misma índole” (Lejárraga, 1899, citado en Vizcarra, 2004: 32).
María vivió su infancia rodeada de cuentos, y por eso dedica a los niños y niñas su primera obra: "A vosotros, niños de cabellos de oro y carita de rosa, como los héroes de mis cuentos, dedico estas páginas. […] Mi alma se conmovió deliciosamente un día con vuestras mismas inocentes alegrías; vuestras mismas angustias me atormentaron con crueldad: yo fui niño también”. (Lejárraga, 1899, citado en Vizcarra, 2004: 32).

Cuentos breves es una colección de 14 relatos breves dedicados a los niños y niñas con un gran interés didáctico. El fin de la obra era educar a los niños y las niñas y mostrarles ejemplos de comportamiento que deben imitar o rechazar. En sus cuentos aparecen virtudes como el heroísmo (Un héroe), la valentía (La inundación), el arrepentimiento (Los abuelos) y la nobleza, como se ve en La venganza del león. En este cuento, traducido libremente por Lejárraga, enseña a los niños a no fiarse de las apariencias y a luchar por sus propósitos: “Por tu nobleza, tu audacia y tu valor mereces sin duda ser el rey de los animales. Hallo muy justos tus deseos, adiós; la victoria estará de tu parte puesto que combates por tu familia, tu honor, la gloria y la libertad” (Lejárraga, 2004: 82). A su vez, muestra ejemplos negativos de comportamiento que deben ser rechazados, como la envidia que se ve en El geniecillo, un cuento protagonizado por dioses griegos donde podemos ver el gran conocimiento que tenía María sobre mitología, así como su religiosidad y devoción católica.

Además, es relevante el hecho de que sus cuentos están dirigidos tanto a niños como a niñas, ya que en esa época la educación estaba dividida por sexos. Las demás colecciones de cuentos del momento estaban dirigidas principalmente a las niñas para que fueran aprendiendo la labor doméstica que les esperaba. María Lejárraga, por tanto, era defensora de la coeducación, valores que conoció gracias a la Institución Libre de Enseñanza.

Los cuentos podrían encuadrarse en una vertiente realista con cierto modernismo en las descripciones de los paisajes y los protagonistas, como se ve en Día de reyes: “vio primero a los espléndidos Reyes Magos en su riqúsimo palacio recorriendo con aire majestuosos habitaciones de colores, de oro y piedras preciosas” (Lejárraga, 2004: 87). El palacio donde transcurre el argumento de La princesa Margarita también tiene descripciones modernistas al estilo de Rubén Darío, amigo de María y de su marido Gregorio.

Casi todos los cuentos están protagonizados por niños o niñas que sufren, realidad que tenía que ver a diario Lejárraga en sus aulas, como se ve en Los desheredados y en La muerte de un niño, cuentos bastante duros. Otros cuentos están protagonizados por adultos jóvenes o por animales, como Un viaje a París, donde se narra la historia de un lobo y un caracol que nos recuerda a la fábula de la liebre y la tortuga. En este cuento, Lejárraga muestra cómo la inteligencia del caracol es más importante que la fuerza y la rapidez del lobo ya que, para ganar la carrera, el caracol se sube a la cola del lobo, consigue llegar antes a París y así ganarle la apuesta.

La princesa Margarita es el cuento más largo de todos. Narra la vida de la princesa Margarita, que, cansada de la vida de palacio llena de lujos donde no tiene libertad, le pide a su hada madrina, a través de un pájaro, que le saque de ahí. El hada madrina la traslada a una casa de pueblo, donde tiene que trabajar y hacer diferentes tareas, pero donde puede ser libre. Este cuento se parece a las películas de princesas de Disney, pero con alguna diferencia. En este caso, la princesa no se casa con el apuesto príncipe, sino que elige casarse con un joven trabajador del pueblo. Lejárraga, con este cuento, está ensalzando la vida sencilla y trabajadora mientras critica la vida de palacio caracterizada por la riqueza y las convenciones sociales.

El cuento que más llama la atención es, sin duda, El suplicio de la muerte. Está protagonizado por la Muerte el día de Nochebuena. La Muerte quería llevar a cabo su misión, es decir, matar a alguna persona, pero cada vez que se disponía a matar a alguien sentía pena y compasión por ella. Como no podía seguir de esa forma, decidió vendarse los ojos para matar a ciegas. Con este relato, Lejárraga quería dar una explicación a los niños de por qué se muere la gente buena a la que quieren y no las personas malvadas: “por eso arrebata la vida al dichoso y deja al desgraciado: por eso se lleva al niño y abandona al decrépito” (Lejárraga, 2004: 102).

Como conclusión, podemos decir que Cuentos breves, al ser una obra de juventud, no tiene la calidad literaria que adquirió más adelante María Lejárraga, pero se ve su entusiasmo y su afán por educar a los niños y niñas en unos valores positivos y advertirles de las maldades que otras personas pueden hacerles. María Lejárraga quería modificar la realidad que observaba cada día en sus aulas y conseguir que sus estudiantes se interesaran por la lectura desde muy pequeñas.

Personalmente, la antología de Cuentos breves me ha parecido muy interesante sobre todo por cómo se intenta mostrar la dura realidad de la época a los niños y niñas, pero sin caer en el tremendismo. Os recomiendo a todos que leáis alguno de los cuentos, sobre todo, Los abuelos, El suplicio de la muerte y Un viaje a París.


Lejárraga no dejó de interesarse nunca por la educación de los más pequeños y ya en el exilio en Buenos Aires, en mayo de 1954, publicó Viajes de una gota de agua¸ donde unía dos de sus pasiones: los niños y el teatro. Este libro de teatro para niños está formado por tres piezas: Viajes de una gota de agua (formada por dos partes: "El manantial" y "El Río"); Merlín y Viviana o la gata egoísta y el perro atontado, y En busca de una peluca.

 

 

Bibliografía

Lejárraga, M. d. (2004). Cuentos breves: lecturas recreativas para niños. En I. L. Vizcarra, María Lejárraga, pedagoga: Cuentos breves y otros textos (págs. 77-120). Logroño: Instituto de Estudios Riojanos.

Rodrigo, A. (2005). María Lejárraga: una mujer en la sombra. Barcelona: Algaba.


Vizcarra, I. L. (2004). María Lejárraga, pedagoga: Cuentos breves y otros textos. Logroño: Instituto de Estudios Riojanos.

3 comentarios:

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  2. Recuerdo haber leído varios de estos cuentos hace unos años y me resultaron muy interesantes. He vuelto a ojear "El suplicio de la muerte", cuento que recomendaste, y me gusta mucho porque trata de una forma bastante simbólica este tema tan escabroso. Me imagino que la mortalidad infantil a principios del siglo XX era bastante alta, por lo que no ocultar este tema a los niños y niñas hace que lo acepten de una forma más fácil y aprenden la realidad desde pequeños, pero sin llegar a asustarlos

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    1. Gracias por leerte mis recomendaciones, Marta.

      A mí este cuento también me ha gustado mucho. La personalización de la muerte como un personaje real es algo que puede ayudar a los niños y niñas a entenderla.

      Estoy a favor, como María Lejárraga, de no ocultar la realidad de los niños. Se puede suavizar y hacerles conscientes de lo que está pasando, pero no ocultárselo. Y esto podemos ver en todos los cuentos de María Lejárraga, donde trata muy bien todos estos temas.

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