Elena Soriano fue, junto con otros intelectuales
opuestos al régimen franquista de su tiempo, una víctima más de un exilio
interior, provocado por la censura de la represión franquista. No obstante, se
puede decir que, entre los escritores que pasaron por este trance, ella fue
quien se llevó la peor parte, puesto que tuvo que luchar duramente contra los
censores.
Como era de suponer, terminaría perdiendo esta
lucha, que se saldaría con la tajante prohibición de una de sus obras, La playa de los locos, y su carrera como
escritora silenciada. Esto se aplicó hasta tal punto que, incluso hoy en día,
la autora se ha visto excluida de las antologías de los autores más
representativos del siglo XX.
En un primer momento, la escritora se sumiría en una
profunda depresión, llegando incluso a sospechar que su obra había sido
censurada de forma arbitraria y que había alguien detrás de esta acción con
algún tipo de interés en sepultar su carrera. No obstante, no se arredró ante
las trabas que se interpusieron en su camino, y siguió expresándose en el campo
del ensayo. En este punto es cuando se decidiría a fundar la revista literaria El Urogallo, donde publicaría
principalmente sus opiniones, sobre todo acerca de la literatura, siendo de
especial importancia la serie de artículos titulados Defensa de la literatura. Apuntes para un ensayo interminable.
Finalmente, tras este período durante el cual dejó
de escribir novela, resurgirá de sus cenizas con la exitosa publicación de Testimonio materno en 1985, tras la que
publicará dos recopilaciones de relatos cortos.
Una vez esbozado el panorama general de su carrera,
trataremos parte de sus obras de forma pormenorizada.
Caza menor (1951)
La publicación de esta obra gozó de una gran
aceptación por parte de la crítica, hasta el punto de que fue considerada una
de las mejores novelas que se habían escrito en los últimos años en lengua
castellana, una primera novela excepcional e incluso había quien la comparaba
con la obra de Emilia Pardo Bazán Los
pazos de Ulloa.
La obra retrata la decadencia de una familia obrera,
centrándose sobre todo en las descripciones, lo que ha hecho que sea equiparada
al Realismo de Pardo Bazán.
Cuenta la historia de Ana, una mujer en una familia
de tres hermanos, que heredan un negocio maderero a la muerte de su padre y
cuya madre tiene un carácter infantil, incapaz de asumir responsabilidades.
La
historia se centra en la atracción entre Ana y Andrés, que es cazador y la que
la mujer despierta también en Pascual, un ex seminarista frustrado. Llama la atención
la imagen de la mujer que ofrece la novela, puesto que la muestra como un ser
débil, el modelo de “perfecta casada”, más bien boba y muy manejable.
En
ocasiones, es comparada con animales, como presa, como una pieza de caza. Ana
es una mujer que sigue las normas establecidas a las que deben someterse las
esposas en la sociedad de su tiempo.
El hecho de que el narrador de la obra sea
notablemente misógino, según Concha Alborg, podría deberse a que la autora era
consciente de que iba a ser leída como mujer, y por ello quería esforzarse en
intentar convencer a los críticos de su “objetividad” al tratar al personaje
femenino.
No obstante, también trata temas que rozaban lo
políticamente incorrecto, como la insatisfacción que siente la mujer en un
matrimonio sexualmente apagado, la frustración tras perder la virginidad en la
noche de bodas y la decepción al no experimentar nunca un orgasmo con su
marido.
Un dato curioso sobre esta obra es que su contenido
fue parcialmente plagiado por Carlos Saura en su película Ana y los lobos, de 1972. El plagio en cuestión fue reconocido por
la SGAE, pero la escritora no emprendió acciones legales contra el director de
la película por tratarse de un personaje demasiado influyente. Posteriormente,
en 1976, Televisión Española realizó una nueva adaptación, esta vez respetando
los derechos de la autora.
La trilogía Mujer
y hombre.
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Al ser La playa de los locos prohibida por la censura, el resto de la trilogía se invisibilizó, hasta que la editorial Plaza y Janés publicó las tres novelas en un solo volumen en 1986.
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Esta trilogía está compuesta por La playa de los locos, Espejismos y Medea, las tres obras de 1955.
Entre ellas no se puede establecer una cohesión
temática en común más allá del motivo de las relaciones entre ambos sexos, pero
confluyen en el aspecto de que las protagonistas de las tres novelas son
mujeres.
La playa de los
locos es una novela
perteneciente al género epistolar. Mediante una serie de cartas, la protagonista,
ya a sus cuarenta años, revive su primera y única historia de amor, que tuvo
lugar ya hace veinte años.
Durante la novela se sucede la alternancia entre los
recuerdos y el presente, volcando la protagonista en cada carta su monólogo
interior que le servirá de catarsis. No obstante, el lector nunca conocerá los
nombres de la remitente y el destinatario.
El tema principal de la obra es la dificultad en la
comunicación entre hombres y mujeres, provocada por la educación patriarcal de
la época que ponía a la mujer como ser débil, subordinado al hombre. También se
tratan los convencionalismos impuestos a las mujeres por la sociedad como la
virginidad, que impide que la protagonista pueda vivir su amor de forma plena
por miedo a ser juzgada.
Espejismos cuenta la historia de Adela, que sufre una crisis al
tener que enfrentarse a una operación quirúrgica. Este hecho, a la par que el
de su envejecimiento, pone de manifiesto el constructo social de que aquella
mujer válida es la atractiva para los hombres, es decir, joven y sin arrugas.
Esto se confirma a la vez que la novela hace un viaje a través de la
deteriorada relación matrimonial de la protagonista, puesto que, finalmente sus
temores se confirman y se descubre que su marido le era infiel.
Finalmente, Medea,
presenta a Daniela, una mujer que no renuncia a su propia personalidad ni se
deja humillar por un hombre cuando el protagonista masculino, Miguel,
profundamente misógino, la deja por una mujer más joven. Ante esto, ella no solo
no adopta una posición pasiva, sino que se vengará de él, mostrándole pruebas a
su nueva esposa y rompiéndole la idea de tener un futuro prometedor a su lado.
Al ser La
playa de los locos prohibida por la
censura, el resto de la trilogía se invisibilizó, hasta que la editorial Plaza
y Janés publicó las tres novelas en un solo volumen en 1986.
Bibliografía
Soler Arteaga, M.J. (2015). Locas en la obra de Elena Soriano. En Locas, escritoras y personajes femeninos cuestionando las normas : XII Congreso Internacional del Grupo de Investigación Escritoras y Escrituras (1558-1572), Sevilla: Alciber.
Bibliografía
Alborg, Concha, Elena Soriano: El exilio interior. Cinco figuras en torno a la novela de posguerra: Galvarriato, Soriano, Formica, Boixadós y Aldecoa. Madrid, Ediciones Libertarias, 1993, p. 79-84
Soler Arteaga, M.J. (2015). Locas en la obra de Elena Soriano. En Locas, escritoras y personajes femeninos cuestionando las normas : XII Congreso Internacional del Grupo de Investigación Escritoras y Escrituras (1558-1572), Sevilla: Alciber.
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