martes, 15 de mayo de 2018

Carmen Conde y la Generación del 27

Brocal (1929), Poemas a María (publicado en 1984) y Júbilos (1934) son tres colecciones poéticas enmarcadas dentro de las vanguardias literarias. Brocal, su primer éxito, es un canto al amor y al deseo de formar un solo ser con la persona amada. Poemas a María comparte la temática. Ambos fueron escritos entre 1927 y 1928, apenas unos años antes de casarse (1931). En Júbilos habla sobre los niños, curiosamente en una de las épocas más felices de su vida, pues estaba esperando un hijo.

Después de Júbilos, escribió Derramen su sangre las sombras (publicada en 1982), que podría haber tratado de una maternidad feliz, pero relataba los sentimientos de la autora con respecto a la mayor pérdida de su vida: la muerte de su hija María del Mar en el mismo momento de nacer. Consta de tres partes, “La espera”, “El desencanto” y “Mucho después”. 

Durante la guerra, escribió Sostenido ensueño (publicado en 1967), donde mezcla sentimientos de gozo, deseo y dolor, perfeccionando su uso del lenguaje con metáforas, comparaciones y juegos de palabras:

SINO

Avidez, porosidad.  

Por tu cuerpo poroso y ávido circula la enriquecida 

sangre que aumenta mi sangre. 

¡Quién te cerrara esas bocas ardientes de tu piel con 

la llama de mi espíritu, habitante tuyo eterno!
Carmen Conde
Fuente: Patronato Carmen Conde - Antonio Oliver.

AUTOBIOGRAFÍA (incluida en Sostenido ensueño)
Mi destino, como un fruto: de sus hojas verdes, 
olientes, a su corteza amarga, a su pulpa tierna y a su 
semilla agria y confortante.  

En lo remoto, un caliente paisaje; encima, 

muchos paisajes diversos; y mañana, el zumo de la simiente, 

la gran síntesis de raíz suprema. Para entre tanto, 

grande y gloriosa de sangre, construir y destruir los días. 

Vueltas de mi fruto, aspas de mi destino. Fracaso de 

cada vez en la vez de ilusión que se juega mi frente. 
Tras la guerra, escribió Mientras los hombres mueren (publicado en 1953) muestra su dolor por las muertes causadas por la guerra. También habla de la familia y de cómo afrontan ese dolor y esa agonía por la muerte de un familiar, pero, sobre todo, se dirige hacia las madres y los niños:

A LOS NIÑOS MUERTOS POR LA GUERRAII 
Las verdes caracolas del espanto, y los atronadores 
murmullos del terror, y el viscoso largo-azul dedo del 
miedo... ¡Corred, niños, corred por los caminos lim- 
pios de pólvora, sin cerebros machacados todavía, 
hacia las aguas tranquilas, serenas, del silencio y de la 
vida! 
¡Corred, chiquillos a los que buscan las púas de las 
ametralladoras! ¡Dejad atrás a los hombres, desoíd a 
las mujeres, no escuchéis otra voz que la del viento, la 
de las bestias sanas y vitales; la voz de la continuidad 
cósmica, desbaratándose a vuestras espaldas, pero en 
sí permanente más allá del morir! 
Aquí, la muerte; aquí, lo negro; aquí, la guerra... 
¡Corred, niños, corred con el mañana!

En contraste con estas dos últimas obras, escribe El arcángel (publicado en 1967) y Mío (publicado en 1949), que expresan el deseo, la ilusión y el entusiasmo de una mujer profundamente enamorada, inspirados en su propia experiencia amorosa. 

Más tarde encontramos la cumbre de su obra poética, su mejor período poético, con los libros Mujer sin Edén (1947), Mi fin en el viento (1947) y Ansia de la gracia (1945), primer libro que publica con su propio nombre tras la guerra. Son poemas de madurez.

En Mujer sin Edén trata la vida de Adán y Eva en el paraíso, haciendo referencias a Dios, los ángeles, el árbol de la vida y Caín y Abel. Compara las mujeres a lo largo de la historia, empezando por la primera y acabando en las desgraciadas mujeres que vivieron la segunda guerra mundial. 

Antología Poética.
Edición de Espas-Calpe
Fuente: imagen propia
Carmen Conde se dedicó a escribir poesía durante toda su vida y precisamente por su numerosa obra poética es recordada a día de hoy. Además de los títulos anteriormente comentados, encontramos: Iluminada tierra (1951), Canto a Amanda (1951), Vivientes de los siglos (1954), Réquiem por Cayetano (1958), Los monólogos de la hija (1959), En un mundo de fugitivos (1960), Derribado Arcángel: poemas (1960), Réquiem por el Dr. Luis Calandre (1961), En la tierra de nadie (1962), Los poemas de Mar Menor (1962), Su voz le doy a la noche (1962), Jaguar puro inmarchito (1963), A este lado de la eternidad (1970), Cancionero de la enamorada (1971), Corrosión (1975), Cita con la vida (1976), El tiempo es un río lentísimo de fuego (1978), La noche oscura del cuerpo (1980), Desde nunca (1982), Del obligado dolor (1984), Hermosos días en China (1985) y Cráter (1985), donde mezcla verso y prosa, mitos clásicos y realidad. Cráter es el libro que mejor muestra la maestría y el dominio de la autora, que posee una gran riqueza expresiva y crea una obra que exige un análisis exhaustivo para poder comprenderla:

Fragmento de Irrecuperable Orfeo
Eurídice ya no; Sísifo acaso. 

¿Orfeo no la ama, pues impide 

su riesgo de volver hacia las sombras

El cuerpo macerado por el roce

De tanta ardiente piedra sin reposo? 

Eurídice no canta ni sosiega, 
ni lágrimas descienden de sus ojos;
Sonámbula camina rechazando 
De fuego llamaradas tras sus pasos.

Aunque los autores más significativos de la Generación del 27 solo sean hombres (Lorca, Aleixandre, Salinas, Guillén...) hubo también mujeres pertenecientes a esta generación, como es el caso de Rosa Chacel, Concha Méndez o Carmen Conde, entre otras. Aunque estas mujeres nos resulten desconocidas, compartían las mismas características que los autores pertenecientes a esta generación, que destacan por su perfección técnica y su depuración expresiva. En sus obras, se exalta la pasión y el sentimiento amoroso. También tratan de forma nostálgica la juventud y añoran la infancia como un paraíso perdido. Hay una fuerte exaltación de la vida y la realidad de la misma se describe como una antítesis de los sueños y de los deseos. Además, se trata el trágico tema de la guerra, la muerte y el exilio. En su lenguaje poético, incorporan imágenes, transportando al lector al lugar descrito, y utilizan en sus composiciones el verso libre, cuya rima no se basa en repeticiones fónicas o silábicas, sino en estructuras semánticas y sintácticas, conceptos y palabras. 

Todas estas características se ven reflejadas en la obra de Carmen Conde, pues en su obra mezcla prosa y verso, utiliza el verso libre, trata temas como el amor con deseo, la juventud con nostalgia, la niñez con añoranza, nos habla de la guerra, de la muerte y de los sentimientos humanos que se crean a causa de ella. También nos hace descripciones de paisajes que parecen imágenes, sobre todo del mar, que es uno de los motivos más recurrentes de su obra, como hemos visto. 

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Bibliografía:

  • Valverde, Fernando (2010), Las poetas invisibles del 27. El País, recuperado de: https://elpais.com/diario/2010/05/31/andalucia/1275258131_850215.html Fecha de consulta: 14/05/2018
  • Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (2018), Carmen Conde, biografía y bibliografía, de Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/portales/carmen_conde/presentacion/ Fecha de consulta: 14/05/2018
  • Patronato Carmen Conde - Antonio Oliver (2016), Carmen Conde, cronología, de Patronato Carmen Conde - Antonio Oliver. Recuperado de: https://patronatocondeoliver.cartagena.es/carmenconde-cronologia-primeros-a%C3%B1os.asp  Fecha de consulta:14/05/2018 
  • Rodríguez Cacho, Lina, Manual de historia de la literatura española (Vol. 2). Barcelona: Castalia, 2009.
  • Conde, Carmen, 1985, Antología Poética. Selección y estudio preliminar de Rosario Hiriart. Madrid, España. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe. 


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