Mercé Rodoreda ya se
encuentra en tierras extranjeras y en ellas es donde más libre y cómoda se
siente al escribir. Son muchas las ocasiones en las que la escritora recuerda
en las entrevistas, con un tono lúgubre y triste, la decepción y desolación que
le produjo estar veinticuatro años en el exilio a causa de una ayuda
internacional que nunca llegó. No obstante, ya en la década de los sesenta, años
en los que se anima a visitar su querida capital catalana, comienza a dar a
conocer su obra. De este modo, la autora publica La plaza del diamante, obra que se podría considerar la causa de su
fama y el reconocimiento literario tanto en el mundo cultural catalán como en
la literatura española de la segunda mitad del siglo XX.
La década de los cincuenta
y sesenta fueron para Rodoreda años muy fructíferos. Desde el punto de vista
personal, mantiene su relación sentimental con el literato catalán Armand
Obiols, hombre con el que se siente feliz y que la acompaña hasta 1972, año en
el que él fallece. Su relación fue apasionada y, a la vez, compleja, pues en la
década de los años sesenta, años en el que Rodoreda viaja constantemente, la
pareja se separa físicamente y mantiene el contacto a través del intercambio de
cartas. Desde el punto de vista literario, construye todas estas historias
femeninas y feministas, que publica nada más reanudar el contacto con su tierra
natal. De esta forma, da a conocer la que va a ser su obra más íntima y
nostálgica, pues La plaza del diamante
es el recuerdo de la escritora del paso del tiempo y de los crueles años de guerra
y de posguerra.
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Mercé Rodoreda y Armand Obiols en Lausana, Suiza. (Fundació Mercè Rodoreda) |
La
plaza del diamante o La plaça del Diamant en
catalán se presenta como candidata en el año 1960 para el Premio Sant Jordi,
sin embargo, la obra no obtuvo éxito alguno. Dos años después y gracias a la
recomendación de Joan Fuster, se logró publicar la novela, momento en el que
Rodoreda comienza a estabilizarse en el mundo literario.
La
plaça del Diamant se centra en Natalia, una mujer a la
que también llaman “la Colometa”. Es testigo, al igual que muchas otras
mujeres, de la muerte de muchos de sus seres queridos y es víctima del hambre y
de la miseria. En su juventud se enamora de Quimet, hombre con el que mantiene
una relación apasionada. Se casan y, poco a poco, Quimet maneja su vida, siendo
“la Colometa” una mera espectadora. Tras numerosas vejaciones y ciertos
comportamientos violentos por parte de Quimet, se separan y es Natalia la que
tiene que sacar adelante a sus hijos en varias ocasiones. Posteriormente,
Natalia comienza una relación muy afectuosa con Andoni, basada en el cariño y en el respeto. Natalia observa
cómo su vida transcurre, dándose cuenta, finalmente, del tiempo perdido.
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Portada de la película La plaça del diamant (1982) |
Como podemos observar, el
personaje de Natalia está subyugado al mandato del hombre. Se presenta a una
mujer que, en su juventud, ingenua y amable, se enamora, pero es víctima del
desengaño amoroso, ya que Quimet es la personificación de la violencia y el
machismo. Es Quimet quien quiere un palomar, pues está obsesionado con estas
aves, sin embargo, es “la Colometa” – apodo que le atribuye Quimet – quien ha
de mantenerlo limpio. Natalia trabaja como criada en las casas de aburguesados,
pero también se ocupa de sus hijos y de mantener los pasatiempos de Quimet. Esta
vida cambia su forma de ser, arrastrándola a la desesperación y a la
melancolía. Termina cediéndole todo el protagonismo a su esposo y deja de lado
su propia identidad, pues ya no es Natalia, sino que se ha convertido en la
Colometa de Quimet. Por otro lado, su posterior relación sentimental con Andoni mejora en
el trato, sin embargo, ella ha perdido la pasión y sigue estando su vida
manipulada por el hombre. Para ella y en ambos casos el matrimonio significa la
reclusión. Al final de la novela, Natalia sufre una transformación, ya que es
consciente del tiempo perdido. Su actitud ante la vida cambia, pues la boda de
su hija Rita la invita a reflexionar y a reconsiderar el tiempo que le queda y
que debe aprovechar.
Rodoreda nos expone el
transcurso vital de una mujer que no solo soporta el machismo, la
discriminación y la denigración por su condición femenina, sino que sufre la
miseria y el dolor de los caídos en la Barcelona de posguerra. Su mirada
inocente y las descripciones que nos ofrece nos delatan a una Rodoreda a la que
le gusta la pintura y que busca representar con su lenguaje la tragedia de la
condición humana. Construye y presenta la historia desde un duro monólogo
interior, de carácter costumbrista, que transmite el desgarro y la sinceridad
de una mujer que es víctima del hombre retrogrado, resultado de una época histórica
precedente. Aunque no le agradaba que la clasificasen – pues para ella la
clasificación suponía una limitación –, muchos autores la consideran una feminista
que supo reivindicar con sus obras la visión femenina del mundo.
Por último, os facilito el
siguiente material audiovisual complementario:
-
Fragmento de la entrevista a Mercé
Rodoreda en el programa A fondo:
-
Entrevista a Silvia Munt en La plaza del diamante.
-
Lluis Homar nos cuenta cómo es Quimet:
-
La plaza del diamante - La Barcelona de
Mercé Rodoreda (Rutas literarias):
También os invito a que consultéis
el documental denominado La mitad
invisible – La plaça del diamant – Mercé Rodoreda. Aquí os dejo el enlace:
Por otro lado, el libro
tuvo tanto éxito que se advierte una adaptación cinematográfica y la grabación de
una serie de cuatro capítulos que reciben el mismo nombre que el libro. A continuación, os
proporciono el enlace de la serie de televisión:
Bibliografía
consultada
- MCNERNEY, K., Mercѐ Rodoreda: una bibliografia crítica (2002-2011), Barcelona,
Fundació Mercѐ Rodoreda: Institut d´estudis Catalans, 2017.
- RODOREDA, Mercé, La plaza del diamante, Barcelona, Edhasa, 1984.
Webgrafía consultada
- Centro Virtual Cervantes (1997-2018).
Rinconete. Literatura. Mercé Rodoreda.
Recuperado de
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