En esta entrada vamos a ver la actividad teatral de María Lejárraga. Compartía su pasión por el teatro con su marido Gregorio Martínez Sierra y juntos crearon una de las compañías teatrales más relevantes del siglo XX.
María Lejárraga y Gregorio Martínez
Sierra se conocieron gracias a la afición que sentían ambos por acto teatral.
Iniciaron una relación de teatro que acabó con un final casi feliz: el
matrimonio. Al principio, María y Gregorio se atraen por lo que saben, por lo
que piensan y por lo que quieren hacer en el futuro. Fue un “flechazo
literario”. La colaboración entre ellos los primeros años fue perfecta y les
hizo hacer numerosas amistades: Ayala, Benavente, Valera, Pardo Bazán, etc.
Estos autores, junto con Darío y Juan Ramón Jiménez, colaboraban en la revista Helios. Esta revista modernista, teóricamente, dirigía Gregorio pero, en la práctica, María era la
directora. El matrimonio también colaboró en musicales de otros autores, como El sombrero de tres picos y El amor brujo del compositor Manuel de
Falla o Margot de Turina.
A partir de 1916, la perfecta relación
entre María y Gregorio, tanto en el ámbito personal como en el profesional, se
vio comprometida por la infidelidad de Gregorio con Catalina Bárcena, la
primera actriz de la compañía. Muchas de las obras escritas a partir de
entonces tienen como eje el conflicto sentimental, aunque casi siempre con
final feliz. El triángulo amoroso era una de sus fórmulas más repetidas,
convirtiéndose en las claves de su éxito. La relación profesional entre ambos
duró, con bastantes altibajos, hasta la muerte de Gregorio en 1974. Desde que
nuestra autora se exiliara a Argentina por la dictadura hasta la muerte de
Gregorio, del que ya se había divorciado, fueron numerosas las cartas que se
enviaron. En ellas se evidencia una relación 'cordial' entre ellos y se ve
claramente que María escribía las obras y se las enviaba a Gregorio para que
este las publicara.
En cuanto a la censura franquista,
tras la Guerra Civil, el nombre de María Lejárraga no era bien aceptado por los
franquistas por su vinculación a la República, por lo que el hecho de que las
obras aparecieran firmadas por su marido facilitó que algunas de ellas, no todas,
pudieran ser representadas. Sin embargo, los franquistas también estigmatizaron
el nombre de Gregorio, por lo que decidió exiliarse. Tras el exilio de ambos,
las compañías teatrales españolas intentaron representar obras de la compañía
Martínez Sierra. Sin embargo, durante los primeros años de la dictadura no se
vieron obras teatrales del matrimonio. A partir del año 45 empiezan a
representarse algunas de sus obras, como Madame Pepita, Mujer y Canción
de cuna, el texto teatral más conocido de María y Gregorio. El texto más
conflictivo que presentaron ante los censores franquistas fue La hora del
diablo. La obra está protagonizada por una mujer que siente la necesidad de
abandonar a su marido y al final se marcha con un joven. Tras varios intentos,
finalmente fue aceptada en 1951. A partir de los años 60 decae la
representación de las obras de teatro de los Martínez Sierra en favor de las
comedias de Alfonso Palo, en el bando franquista, y las obras de realismo
social, en el bando de oposición al régimen.
María Lejárraga, como se ve en las
cartas que le envió a su amiga y a su hermano desde el exilio, nunca perdió la
esperanza de poder volver a España y que sus obras se editaran aquí. Sin
embargo, era consciente de las dificultades que encontraría por la censura
franquista.

Estas obras difieren del teatro escrito con Gregorio
ya que presentan un final drástico y pesimista, a diferencia de los finales
felices que caracterizaban sus obras anteriores. Se puede notar el paso del
tiempo en María en la caracterización de sus personajes ya que mientras antes
las obras estaban protagonizadas por mujeres jóvenes y modernas, ahora las
mujeres son ancianas. Las cuatro obras están encabezadas por un prólogo donde
María hace reflexiones existenciales y deja ver, tanto a los lectores como a sí
misma, que sigue viva y que sigue teniendo creatividad artística.
Como conclusión, podemos decir que el
teatro fue una de las grandes pasiones de María Lejárraga. Durante la primera
mitad del siglo XX, sus obras consiguieron un éxito sin igual que decayó tras
la Guerra Civil debido a la censura franquista. Como último apunte, debemos
dejar claro que no se sabe con total seguridad qué obras fueron escritas solo
por Lejárraga o en cuáles colaboró también su marido. Sin embargo, tal y como
se puede observar en las cartas que se escribieron María y Gregorio y en su
libro Gregorio y yo: medio siglo de
colaboración, Lejárraga participó activamente en la producción y escritura
de la mayoría y, probablemente, casi todas fueron escritas solo por ella.
Bibliografía:
Cáliz, B.
M. (2014). El teatro de María y Gregorio Martínez Sierra ante la censura
franquista. En F. Vilches-de Frutos, P. Nieva-de la Paz, J.-R. López GARCÍA,
& M. Aznar Soler (Edits.), Género y Exilio Teatral Republicano: Entre
la Tradición y la Vanguardia (págs. 135-149). Amsterdam - New York:
Rodopi.
Puerta, J. E. (2014). Ecos identitarios en la obra
teatral de María Martínez Sierra en el exilio republicano. En F. Vilches-de
Frutos, P. Nieva-de la Paz, J.-R. López García, & M. Aznar Soler (Edits.),
Género y Exilio Teatral Republicano: Entre la Tradición y la Vanguardia
(págs. 151-164). Amsterdam - New York: Rodopi.
Rodrigo, A. (2005). María
Lejárraga: una mujer en la sombra. Barcelona: Algaba.
Me ha gustado mucho tu entrada, Carla, y cómo has unido el teatro con la vida personal de la escritora. Solo una duda. Tenía entendido que la revista 'Helios' pertenecía a Juan Ramón Jiménez, pero a lo mejor estoy equivocada.
ResponderEliminarGracias por tu pregunta, Cristina.
EliminarEs una idea bastante generalizada la de que Juan Ramón Jiménez era el director de la revista modernista 'Helios'. Sin embargo, esto es erróneo. Juan Ramón Jiménez, junto con más poetas, fue el promotor de la revista. Sin embargo, realmente, la directora de la revista era María Lejárraga.
María, su marido Gregorio y Juan Ramón eran unos amigos inseparables. Se veían a menudo y se escribían cartas. Juan Ramón escribía muchos poemas para la pareja, para María, y para la revista.
Por lo tanto, aunque también se dijera que Gregorio o Juan Ramón eran los directores, en la práctica, María Lejárraga era la que dirigía todos los asuntos de negocios.